Cómo (no) perder el tiempo con un hombre más joven

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En la práctica, pasábamos mucho tiempo juntos. Él era un ávido surfista y a mí me gustaba estar en la playa con nuestros perros. Acampábamos, hacíamos senderismo, cocinábamos. Nunca se nos acababan los temas de conversación ni las bromas. Celebrábamos cada solsticio y equinoccio con una excursión y un día de campo en el bosque; dejábamos golosinas para los animales salvajes y hacíamos el amor sobre una manta para celebrar el cambio de estación.

Un frío día de solsticio de invierno, nos encontramos solos en la cima de un monte de roca, observando con atención cómo una enorme nube negra se dirigía hacia nosotros en un cielo que, por lo demás, era azul. Cuando la nube nos alcanzó, nos refugiamos bajo una saliente de roca, riendo incrédulos mientras la nieve caía sobre las plantas y las piedras. A solo 30 metros del camino, el suelo estaba intacto.

Poco después, estaba cortando verduras en la barra de mi cocina cuando sentí que el amor me llegaba, como un golpe físico en el pecho. ¿Es este el tipo de amor que se ve en las películas?, me pregunté. A pesar de mi largo matrimonio, siempre había pensado que esa intensidad sentimental debía ser falsa. Ahora sabía que era algo real.

Claramente, David también me amaba y no tenía miedo de demostrarlo, pero no pude evitar preocuparme por nuestra diferencia de edad. Él quería formar una familia, y yo ya tenía una.

Un día, mientras esperábamos para cruzar la calle, volteó a verme y me planteó exactamente ese tema, diciendo que quería casarse con alguien que también tuviera todo eso por delante.

“Lo sé”, le dije, cuando comenzamos a cruzar. “Yo tampoco quiero casarme contigo”.

Se detuvo de repente, con expresión herida. ¿Qué esperaba? Ya sabía que no quería terminar algún día viendo a mi hombre más joven mirando a mujeres aún más jóvenes. Solo pensar en eso era doloroso, pero la alternativa —perderlo— era igual de mala.

Albergué el sueño titubeante de que las cosas podrían funcionar. No veía cómo podríamos lograrlo, pero tal vez sería con la gracia de algún milagro, como en las películas. El hecho de que yo pareciera más joven de lo que era no ayudaba a ver las cosas con claridad.